domingo, 27 de diciembre de 2009

Él, niño y espantapájaros

Él abusó de su quietud y la sombra que el mismo habia creado para refrescarse le fue comiendo (por dentro) toda carne, viceras y piel.
Hasta los extremos de ese espacio sin luz él despreció el estado en el cual ahora se encontraba a causa de su propia desición. Muros caidos, paredes que ya no lo exitan. La vil destrucción de toda transformación, de toda hibridez... pesadumbre.
Sonidos, sabores... olores que ya no son mas viejos... Ahora son fruto de la producción en aquella lejana galaxia, que es la misma, pero que no representa a ÉL niño.
Él es un niño, pero no en la galaxia. En ella es trapo, trapo y paja, esto y espantapájaros, y aquello no tiene sed, no la necesita, el puede actuar libremente si mueve su base, si remueve el barro que lo rodea pero convive con él, porque en definitiva, es él mismo.

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