sábado, 2 de enero de 2010

Lo cotidiano se vuelve mágico...

Ya despertamos una vez, ahora creemos descansar.
Estamos en siesta, lo sabemos.




...pero lo cotidiano se vuelve mágicamente cotidiano, porque la magia se vuelve cotidiana. Aveces la magia es explotación, otras veces opresión, inocencia, credulidad. Mágicamente la explotación se vuelve cotidiana y esto mágicamente se vuelve cómodo. Y no sólo eso, sino que luego se vuelve un objetivo de vida.
Pero lo cotidiano es la explotación, la explotación es opresión y la opresión aturde, entonces, lo cotidiano se vuelve repetitivo.
Sin dudas, hay magia en lo cotidiano, nuestra inocencia recide en no preguntarnos con que tipo de magia estamos jugando, recide en creer que toda magia nos vuelve niñ@s y libres.

La inocencia que nos hace niñ@s y esclav@s.